Al mirar la vida de Jesús e identificar cual era su mayor "
pasión" veremos el verdadero propósito por el que estuvo dispuesto a renunciar al cielo por venir a la tierra
"Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" Juan 9:10.
Hasta su último aliento de vida Jesús vivió esta pasión, no importando el costo físico que esto le haría pasar porque establa plenamente convencido que su trabajo no era en vano. El perdón era una realidad.
Jesús nos dió una gran misión... ser continuadores de su pasión. Como discípulos somos ordenados por Jesús a Ir y Hacer más discípulos. No es una misión solo para algunos. No es sólo para los que tengan talentos o como se dice para los que tienen "el don de la palabra", sino más bien es para cada hombre y mujer que se reconoce un discípulo de Jesús. Tampoco es una opcional sino que Jesús le dió el caracter de mandamiento.
"Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" Mateo 28:19-20
Inspirémonos con la pasión de Jesús y confiemos en su promesa que él va con nosotros siempre hasta el fin del mundo.
A Dios sea la Gloria!