Una vez vivía un aguador en la India. Acostumbraba a utilizar dos grande vasijas para su tarea. Sostenía un palo sobre su cuello y enganchaba una vasija a cada extremo. Una de las vasijas tenía una gran grieta mientras que la otra estaba en perfecto estado. La vasija completa siempre llevaba una porción de agua completa del arroyo a la casa del dueño, mientras que la rota llegaba a medio llenar cada día.
Durante dos años este aguador realizó la misma jornada. La vasija perfecta se volvió orgullosa de sus logros. La vasija rota estaba abochornada de sus imperfecciones y se sentía miserable por ser capaz de cumplir sólo la mitad de la tarea para la que había sido hecha. Por último un día junto al arroyo, la vasija rota le habló a su dueño sobre su amargo fracaso: “ Estoy avergonzada de mí misma, quiero disculparme de haber sido solo capaz de levar la mitad de mi agua a su casa. Hay una grieta en mi costado que hace gotear el agua. Debido a mis defectos, usted no recibe todo el importe de sus esfuerzos”.
Entonces el aguador sonriendo replicó: “Cuando regresemos a la casa del dueño, quiero que te fijes en las bellas flores a lo largo del camino”.
En ese viaje desde el arroyo, la vasija rota miró alrededor.
“¿Te das cuenta que hay flores solo en tu lado del camino, pero no en el lado de la otra vasija”, comentó el dueño. “ Eso es porque siempre he sabido de tu defecto y me aprovecho de él. Sembré semillas en tu lado del camino, y cada día mientas pasamos por estos sitios, tú las riegas. Ahora durante dos años he podido recoger las bellas flores para decorar la mesa de mi señor. Si no fueras como eres, no tendría esta belleza para dar encanto a su casa”.
Esta es la forma en que trabaja Dios.
“Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” 2 Corintios 12:10
Muchas veces me he esforzado por ser una vasija sin problemas, por presentarme siempre bien y me he comportado orgullosamente, hoy , comprender que en mis imperfecciones es donde más he visto a Dios actuar, ha sido algo liberador, animante y que me llena de esperanzas...Dios ha hecho cosas increíbles en mi vida y a través de mi vida, a pesar de sentirme a veces como una vasija rota.
Claudio Andrade A.
Durante dos años este aguador realizó la misma jornada. La vasija perfecta se volvió orgullosa de sus logros. La vasija rota estaba abochornada de sus imperfecciones y se sentía miserable por ser capaz de cumplir sólo la mitad de la tarea para la que había sido hecha. Por último un día junto al arroyo, la vasija rota le habló a su dueño sobre su amargo fracaso: “ Estoy avergonzada de mí misma, quiero disculparme de haber sido solo capaz de levar la mitad de mi agua a su casa. Hay una grieta en mi costado que hace gotear el agua. Debido a mis defectos, usted no recibe todo el importe de sus esfuerzos”.
Entonces el aguador sonriendo replicó: “Cuando regresemos a la casa del dueño, quiero que te fijes en las bellas flores a lo largo del camino”.
En ese viaje desde el arroyo, la vasija rota miró alrededor.
“¿Te das cuenta que hay flores solo en tu lado del camino, pero no en el lado de la otra vasija”, comentó el dueño. “ Eso es porque siempre he sabido de tu defecto y me aprovecho de él. Sembré semillas en tu lado del camino, y cada día mientas pasamos por estos sitios, tú las riegas. Ahora durante dos años he podido recoger las bellas flores para decorar la mesa de mi señor. Si no fueras como eres, no tendría esta belleza para dar encanto a su casa”.
Esta es la forma en que trabaja Dios.
“Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” 2 Corintios 12:10
Muchas veces me he esforzado por ser una vasija sin problemas, por presentarme siempre bien y me he comportado orgullosamente, hoy , comprender que en mis imperfecciones es donde más he visto a Dios actuar, ha sido algo liberador, animante y que me llena de esperanzas...Dios ha hecho cosas increíbles en mi vida y a través de mi vida, a pesar de sentirme a veces como una vasija rota.
Claudio Andrade A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario